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PATRIARCALISMO Y ANDROCENTRISMO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Imagen: José Luis Toledo Bravo


Patriarcalismo, Androcentrismo en los medios de comunicación 

Son vehículos de esta ideología. Subliman ciertos pseudovalores masculinos, sobretodo violencia y agresividad. En muchos de ellos, además, se da un lenguaje machista, que configura inconscientemente la mentalidad del telespectador, del lector o del oyente. Grafica esto el locutor de radio que introduce las canciones más representativas del pop misógino. 

Compuesta por el tándem Jagger-Richards, nos habla de una mujer sometida, «bajo mi pulgar». Del mismo disco forma parte otro tema más agresivo todavía,«Stupid Girl», en la que habla de una chica a la que dedica varias lindezas, ya que además de «estúpida» es «vomitiva». 

En el mundo actual los medios de comunicación detentan un poder enorme. Son industrias mediáticas que actúan en un mercado cada vez más y más monopolístico y globalizado. 

Además, los medios de comunicación entran diariamente en nuestros hogares, condicionando profundamente nuestra manera de ver el mundo. Tanto las personas adultas como la infancia y la juventud pasamos muchas horas al día mirando la televisión, transformando esta actividad en una más en el conjunto de las actividades diarias. 

Aun más potente resulta la revolución en curso si pensamos en el desarrollo que ha tenido y sigue teniendo un instrumento de comunicación como internet. Es irrefutable, en una situación como la actual, que los medios de comunicación tienen una gran relevancia en la construcción de la imagen del mundo que elabora cada persona y que se elabora a nivel de imaginario colectivo. 

Pero ¿qué imagen nos dan los medios de comunicación de las mujeres?, y no solo eso, sino ¿de qué manera se representan las relaciones de género? Una atenta mirada a los datos desvela que las mujeres siguen siendo representadas (en la mayoría de los casos) como amas de casa. 

Anuncios de la televisión, por ejemplo los útiles de aseo como detergentes, son destinados a la mujer y tantos otros que se podrían citar. Como objeto del placer masculino, como seres pasivos cuyo valor se mide por el aspecto físico. 

También los hombres, en general, son representados siguiendo estereotipos como la fuerza, la dominación, la acción y la incapacidad de ocuparse del cuidado familiar. Los medios de comunicación son simultáneamente reproductores y creadores de los modelos femeninos y masculinos, es decir de lo que social y culturalmente es considerado adecuado del ser mujer y del ser hombre 
Amanda Alexanian en el documento “Muévete por la Igualdad. 

Es de Justicia.”· promovida por las ONG Ayuda en Acción, Intered y Entreculturas, señala que a nivel internacional en la Plataforma de Acción, aprobada por la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995, 189 Estados miembros de la ONU, reconocieron el papel importante que juegan los medios de comunicación en la representación de las mujeres (1). 

A nivel internacional en “La Plataforma de Acción” pone luz en la ausencia de las mujeres de los medios, sobre todo en los cargos directivos. 

Además, pone en evidencia cómo los medios de comunicación siguen trasmitiendo una imagen muy degradante de las mujeres. De hecho, en Beijing se dejó claro que las mujeres no son ni protagonistas ni sujetos de los medios y, cuando se les representa, se hace con una mirada profundamente sexista. 

Las televisiones públicas, así como las privadas, responden a las leyes del mercado en la búsqueda de audiencia y ganancia económica. Y las grandes industrias mediáticas, que tienen cada vez más monopolizado el mercado audiovisual, no están dispuestas a ceder parte de su autonomía comprometiéndose hacia una comunicación con perspectiva de género. 

Los gobiernos no han dado seguimiento a los compromisos políticos asumidos en la Conferencia de Beijing pero, en cambio, a nivel internacional la sociedad civil ha creado iniciativas para continuar trabajando y profundizando el tema. 

El androcentrismo que estructura la sociedad acostumbra a todos y a todas a considerar lo masculino como el universal, como el termino representativo del“todo”. Esto comporta que cuando se hable de los asuntos que conciernen al conjunto de la sociedad, parece normal que sean hombres los que protagonizan la noticia, en representación también de las mujeres. 

Los medios de comunicación reproducen el sistema de género: la invisibilidad social, política y cultural de las mujeres se refleja y se refuerza a través de la invisibilidad en las noticias, tal como se estudia en el documento ya citado. 

El lenguaje, la palabra, es otro elemento central a la hora de analizar los medios desde una perspectiva de género, tal como lo analizamos anteriormente. 

Las palabras que se utilizan para describir un acontecimiento, junto con las imágenes, son los instrumentos centrales en definir la realidad y en nombrar las cosas. El lenguaje es una cuestión de poder y, de hecho, la capacidad de nombrar la realidad siempre ha estado presente en las reivindicaciones del género, del feminismo y de los movimientos de mujeres. 

En el lenguaje se utiliza el masculino refiriéndose a un sujeto universal que comprende tanto los hombres como las mujeres, identificando el varón con la humanidad. 

De hecho el lenguaje, así como la mirada, es androcéntrico. Además, al androcentrismo gramatical se une al sexismo lexical que minusvalora y discrimina explícitamente a las mujeres. De hecho, la cuestión del lenguaje no es, ni mucho menos, exclusivamente una cuestión de añadir el artículo femenino. Es la idea de cambiar la mirada androcéntrica hacia la sociedad modificando, en consecuencia, el lenguaje utilizado. 

Los medios de comunicación siguen invisibilizando los logros (a esta altura ya más que consolidados) de las mujeres, siguen dando una imagen muy estereotipada tanto de lo femenino como de lo masculino y, así mismo, refuerzan roles de género. 

Falta mucho por hacer para que los medios se comprometan hacia un cambio de mirada, también porque esta misma mirada no está presente en la sociedad. 

Por otra parte, señalaré como el control de los medios de comunicación por parte de sus dueños y del poder económico y político que tienen, imposibilita el acceso a la información que todos los sectores deben ofrecer y al conocimiento de la opinión de quienes están en desacuerdo con el sistema hegemónico, ya que se les niega el acceso dichos medios. 

En la actualidad, los medios de comunicación masiva (televisión, cine, prensa, radio y nuevas tecnologías) en la mayoría de los casos, son los instrumentos ideológicos de la sociedad patriarcal, de la doble moral y de la economía neoliberal, que los utiliza para influenciar en la vida cotidiana a mujeres y hombres especialmente en lo que respecta a valores, costumbres y modelos de vida. 

Pierre Bourdieu (2) en el texto Sobre la dominación masculina, en relación a los medios y sus contenidos -representaciones simbólicas, dice: ayudan a perpetuar las relaciones de poder en los lugares más visibles de su ejercicio, que no es la unidad familiar en sí, sino instancias como la escuela, el Estado y las vías simbólicas de la construcción de los estereotipo (citado por Maldonado). 

En dichos campos es donde se reconstruyen permanentemente los mecanismos que convierten las relaciones de dominación en "cosa natural", como violencia dulce, insensible e invisible para las propias víctimas”. La utilización de la categoría de género va más allá de si se nace biológicamente hombre o mujer. 

Nos encontramos más bien con la participación de lo "masculino" y lo "femenino" que la cultura, la tradición, los medios de comunicación, las instituciones -familia, iglesia, escuela, trabajo, política- asignan al niño y a la niña, las y los jóvenes, a las y los adultos de cada lugar, según las expectativas socialmente necesarias para perpetuar el modelo dominante (neoliberal, patriarcal y heterosexual) de ver, vivir, sentir y actuar en el mundo y las relaciones económicas, políticas y sociales hegemónicas. 

En cuanto al aspecto político, económico, social, educacional, cultural, etc. se nos formó con las ideas y estilos de vida provenientes del llamado "primer mundo", con el fin, de que el nivel aspiracional de nuestra sociedad, consciente o no- proviniera de la cultura "occidental" y que, por tanto, todas las atrocidades, imposiciones, dominios, sojuzgamientos se justificaran en nombre de esa cultura. 

En nombre de esa cultura se realizó la depredación del Nuevo Mundo y la construcción de mecanismos materiales de control y explotación por las clases dominantes. 

En otras palabras, es a través de los medios de comunicación como las clases dominantes logran, en la actualidad adornar y embellecer las condiciones de su modelo de sociedad, logrando internalizar en los-las dominados-as una falsa conciencia que los induce a aceptar como propia la visión del mundo de los-las dominadores. 

De igual manera las mujeres, en muchos casos, son objeto de placer para los hombres, de cuidado y servicio para la familia y el marido, transmisoras de ideología en la educación y crianza de los hijos e hijas y consumidoras en potencia para las empresas transnacionales, quienes apoyadas en la publicidad, en donde son utilizadas también como objetos para la venta de productos y como agentes aspiracionales a través de los estereotipos. 

El poder patriarcal no se limita sólo a la opresión hacia las mujeres sino que también lo deriva a otras relaciones de dependencia y desigualdad entre otros sujetos sociales sometidos a través de dicha estructura de control como es la discriminación a sectores de la población con preferencia sexual distinta a la heterosexual, a hombres y mujeres laboralmente oprimidos, indígenas, marginados(as), discapacitados(as), niños y niñas, jóvenes, ancianos y ancianas, etc. (3). 

Hoy en día, quien está muy estrechamente ligada a la ideología hegemónica dominante y patriarcal es la publicidad cuyo objetivo primordial de la economía de mercado es vender, a través de todos los medios de comunicación existentes: prensa, radio, televisión, cine, internet, revistas, música grabada, etc. 

Las mujeres y los hombres se ven afectados de forma distinta por la publicidad, por lo que unas y otros desarrollan tácticas diferentes en sus relaciones con el mercado, sobre todo si consideramos que nosotras somos las principales encargadas del abastecimiento familiar y, como ya se dijo, las que mayormente tendemos a ajustarnos al modelo de belleza que se publicita. 

En tal sentido, las compañías transnacionales dedicadas a la “belleza femenina” reconocen que las mujeres de América Latina consumimos un 84% de los productos de belleza (mucho, muchísimo más que en Europa, Asia y EEUU), no obstante que el consumo de tales productos por parte de los hombres latinos se ha incrementado también en las últimas décadas. Se considera que, en general, las mujeres compramos el 85% de todo lo que se vende, además de influir en la compra de otro 10% adicional. 

La comunicación mercantilizada se ha convertido en uno de los principales instrumentos de alienación femenina de las industrias culturales ya que la publicidad no puede separarse de los intereses capitalistas que encubren por cierto toda una gama de acciones de los medios en general. 

Ello nos lleva a afirmar que el mercado y que la economía de mercado es la negación de la equidad de género. Éste funciona dentro de una racionalidad socio-productiva donde todo: personas, salud, viviendas, incluso ideas, es mercancía, donde todo adquiere valor de cambio según su posibilidad de cotizarse en el mercado.

La publicidad despliega los cuerpos femeninos (fundamentalmente) y masculinos con el objetivo de convertirnos a todas (y a todos) en consumidores de productos materiales. 

Simultáneamente, ofrece ideología a través de la aceptación y popularización de formas de concebir el mundo así como de esquemas de vida que afectan las relaciones familiares e imponen un modelo de mujer. Todo ello tiende a aislarnos y desmovilizarnos. 

La publicidad ha implicado la invasión totalizadora de los espacios comunes por parte de los intereses y deseos privados, sostenidos por las industrias culturales transnacionales. 

Usualmente, va dirigida a hombres, heterosexuales, por lo general blancos o que se consideran de ese color, y a mujeres en busca de ascenso social, y que ven en las representaciones que la publicidad transmite los modelos de éxito; en tal sentido, la publicidad se desarrolla en el espacio público burgués, el mismo desde donde millones de mujeres renuncian a su diversidad a favor de la uniformidad y homogeneización (Vargas, 2008) (4). 

La publicidad persuade a una mayoría de mujeres hacia un consenso en torno a una determinada representación de sí mismas. Naturaliza, así mismo, los papeles femeninos tradicionales en la sociedad. 

Simultáneamente, les señala nuevos papeles, convenciéndolas de su irrevocabilidad, al menos si desean ser exitosas. Esta homogeneización en torno a un modelo estético de representación ideal para el ascenso social trae consigo, coetáneamente, una homogeneización en las formas de conducta, modos de comportamiento y sobre todo de maneras de ver el mundo. 

Ante este panorama que ofrece la publicidad en el capitalismo actual, sería deshonesto y tramposo plantear que es posible lograr una verdadera equidad de género dentro de este sistema socio-económico-cultural. 

Por otra parte, la creciente concentración de los medios de comunicación (5), en todo el mundo, ha provocado mayores restricciones a la libertad de expresión y al pluralismo. 

Esto se expresa con mucha fuerza en Chile. Las nuevas tecnologías han transformado al periodismo; se han transformado grandes grupos mediáticos con ambiciones planetarias; la instantaneidad y la noticia en directo han modificado las condiciones de investigación y el imperativo del rendimiento ha reemplazado a las más nobles exigencias cívicas. 


________________________________________________

(1)Cfr. Alexanian, Amanda. Consultora Junior de INDERA Consultoría de Género, un espacio que impulsa procesos de cambios estructurales hacia la equidad de género, considerando el concepto género como elemento estructural, como categoría de análisis y como punto de partida para la acción política.
 http://www.gutierrez-rubi.es/wp-content/uploads/2009/06/femdissabte_amanda-alexanian_version-final.pdf
(2) Cfr. Maldonado Gómez, María Cristina. (2003). A propósito de La dominación masculina de Pierre Bourdieu, Revista Sociedad y Economía. Colombia 

(3) Cfr.López del Valle,Coral (2006). Ideología, medios de comunicación y género.
(4) Cfr. Vargas, Iriada (2008) Equidad de Género ¿Es posible dentro de un Estado Capitalista? Ponencia presentada en el Seminario internacional Equidad de género en acción, Cine-foro de la película Te doy mis ojos, 2003, Dirección: Iciar Bollaín, España.
 http://av.celarg.org.ve/Recomendaciones/IraidaVargas.htm

(5) Cfr. Kapuscinski, Ryszard Le monde diplomatique “Nuevas tecnologías y concentración de los medios “La prensa ¿Refleja la realidad? Ed. Aún creemos en los sueños”pp19 
modificado las condiciones de investigación y el imperativo del rendimiento ha reemplazado a las más nobles exigencias cívicas. 


Ana Luisa Muñoz Flores- Chile-Diciembre de 2016

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