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LO FEMENINO EN LA LECTURA BÍBLICA



Imagen: "Hada del fuego"- Ana Luisa Muñoz flores

LO FEMENINO EN LA LECTURA BÍBLICA

I.             DIFICULTADES EN LA LECTURA BÍBLICA DESDE EL PUNTO DE VISTA FEMENINO


De acuerdo a Elsa Tamez (1), 2011, la Biblia, interpretada androcéntrica y patriarcalmente, ha sido fuente de legitimación para marginar a la mujer en la iglesia y la teología. Pero también hemos constatado, en la práctica, como la misma Biblia releída desde los oprimidos y marginados, ha sido fuente de liberación y de vida para muchos, incluyendo las mujeres. La relectura desde la mujer de la Biblia no es fácil.

La autora señala que la lectura desde el pobre es más fácil que la lectura desde la mujer pobre. En la lectura desde el pobre, la Biblia le ofrece referentes explícitos de la solidaridad con Dios en su lucha por la liberación. En la lectura desde la mujer, ésta encuentra textos que explícitamente la discriminan.

 Las luchas que las mujeres encuentran en una relectura bíblica liberadora son varias: ellas tienen que bregar contra la lectura, que se ha hecho por siglos, de los textos, la cual, a veces, es más patriarcal que los textos mismos. Pero también tiene que luchar contra aquellos textos que la dañan explícitamente. 

Además, esta lucha hermenéutica de relectura de textos en favor de la mujer, y contra-lectura de textos que la marginan, desemboca en la necesidad de un replanteamiento del principio de autoridad bíblica y de una reformulación de lo que significa la palabra de Dios revelada en las sagradas escrituras. 


Varias mujeres pensamos que se necesita de verdaderas reconstrucciones no solo de textos, sino de replanteamientos profundos de concepciones de mundo. 

Es preciso recurrir a la antropología y la filosofía. Hay un desequilibrio de género en la representación de Dios-Diosa. Ésta se presenta en categorías masculinas, la mayoría de las veces patriarcales. Este desequilibrio afecta en forma concreta a las mujeres. Se afirma la trascendencia de Dios como una divinidad sin género, pero en su manifestación concreta este Dios asume los rasgos de un Dios masculino. 

La realidad patriarcal crea un desfase entre el discurso teológico universal y las prácticas que excluyen a las mujeres. Se dice que todos, hombres y mujeres, son creados a imagen de Dios. Pero muchas veces la manifestación divina como masculina crea dogmas 
que promueven la desigualdad, como por ejemplo, de un hecho tangencial -Jesús es varón- se crea un dogma que excluye a las mujeres del ministerio ordenado. Sin embargo, el hecho tangencial de que sea judío, no es obstáculo para ordenar varones no judíos.

Es un hecho que las imágenes dominantes de Dios, las estructuras discursivas, la imaginería sobre Dios, es masculina y patriarcal.

Si este desequilibrio incide en la exclusión de las mujeres, continúa la autora, más lo hacen las imágenes de Dios que conllevan control y poder. Si la imagen preponderante de Dios es la de varón y padre, es porque la sociedad se fundamenta y gira alrededor de este eje patriarcal.


Los discursos sobre Dios se expresan con lenguaje humano y el lenguaje lleva las marcas culturales de quien los expresa. Las imágenes de Dios generalmente reflejan la vivencia de quienes las evocan.

Así, pues, el problema no radica necesariamente en las imágenes de Dios sino porque la mayoría de las imágenes llevan a reforzar el poder y el control de unos sobre otros. 


Dios como padre, juez, jefe, rey de reyes y señor de señores, vigorizan el comportamiento de poder y de control de unos sobre otros. Poder y control son las palabras claves que nos ayudan a entender imágenes de Dios cómplices de la violencia, y no solo contra las mujeres.

Pero no sólo estas imágenes antropomórficas pueden ser cómplices de la violencia. Teologías feministas de África, Asia, América Latina y del primer mundo, coinciden en sospechar del concepto o imagen de un Dios todopoderoso, omnipresente, omnisciente, eterno, perfecto, inmutable.

Ésta es la forma clásica –occidental- en que se percibe a Dios desde los catecismos. Las mujeres ven y sienten en esa concepción, el fundamento del poder y control de lo divino sobre lo humano, de unos seres sobre otros, de hombres sobre mujeres, de humanidad sobre naturaleza, de ricos sobre pobres, de blancos sobre negros e indígenas.

El problema de fondo, entonces es el patriarcalismo y su carácter jerárquico. Esto significa que se coloca en el centro lo masculino como «principio de organización social, cultural y religioso». 


Que este principio de organización social sea de género masculino provoca exclusiones, pero, repetimos, no es en sí el problema fundamental, sino que sea de carácter absolutamente jerárquico.

A todos, hombres y mujeres, nos toca de cerca porque como lo analizaremos más adelante,  que las diferentes instituciones educativas, familiares, sociales y la iglesia, la biblia y la teología, son patriarcales.

Frente a esas imágenes necesitamos un trabajo de relectura bíblica y creatividad teológica. 

Si una concepción fundamental de Dios es como amor y misericordia; si se ve a Dios como principio de misericordia, este principio nos llevaría por otros caminos diferentes al control y al poder. 

Hay dos diálogos en la Biblia que  impactan y sensibilizan: ver a Dios como un amigo (o amiga). En el evangelio de Juan, Jesús rechaza que se le llame Señor y prefiere que se le llame amigo. Juan 15:13: Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.

En la Carta de Santiago, el autor alaba la ley regia del amor al prójimo y recuerda que Dios le llamó amigo a Abraham cuando el creer o su fe le fue contado por justicia. (Stg 2,23): 

23 
Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

Por supuesto, no vamos a rechazar imágenes del todopoderoso cuando nos nacen espontáneamente del corazón y las expresamos de forma doxológica por puro amor; como cuando le decimos a alguien que amamos: mi rey o mi reina, sin que implique avasallamientos.



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(1) Cf Tamez, Elsa (2011) Religión Género y violencia, Servicios Koinonia, Agenda latinoamericanaCosta Rica



 Ana Luisa Muñoz Flores. Chile-Noviembre 2016                                 


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