Obras de Arte

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16 de abril de 2020

ANA LUISA MUÑOZ FLORES (alumuflores): "VISITACIÓN"






    Imagen: "Visitación" - Ana Luisa Muñoz Flores


Ana Luisa Muñoz Flores, nací en Santiago de Chile en 1958. Me dedico a las artes visuales desde temprana edad, autodidácta y desde 2010 a escribir públicamente y a investigar. Trabajo fundamentalmente en fotografías, óleo sobre tela y nest art.  

Propongo una cosmovisión unificada, desde una perspectiva femenina: En el desamparo en que se encuentra la humanidad actual se hace urgente rescatar el sentido libertador de la utopía: ES NECESARIO CONSTRUIR UNA CIVILIZACION DE PAZ. El amor, el cuidado recíproco, la compasión y todas las cualidades que por miles de años se han reservado solo a unos pocos elegidos, o que son cualidades de mujeres, es una experiencia posible de ser compartida por todo el género humano.

Necesitamos esperanza. Ella se expresa en el lenguaje de las utopías. Éstas, son totalmente factible pues es una decisión de toda la humanidad y nos  mantienen caminando. La utopía no se opone a la realidad del eterno presente, más bien pertenece a ella, porque ésta no está hecha solamente de aquello que es, sino de lo que todavía es potencial y que un día será.

Mi obra se ha centrado en visibilizar a la mujer en los diferentes ámbitos y derechos, valorándola desde la cotidianidad y su integralidad.





8 de enero de 2020

Ella vive bajo mis pies (Libro). Óleo portada Ana Luisa Muñoz Flores alumuflores





                   


Les presento el libro de de Poemas de Nelly Raquel Salas Vargas: "Ella VIVE bajo mis PIES"... La imagen de la portada es de mi autoría de Alumuflores y José Toledo. "Por eso prefiero regresar a mi tierra/ Quedarme tranquila, sin sobresaltos/ en mi delgadito país, en el confín del embeleso/ En la tumba que alcancé a apagar/ antes de partir/ dice la autora del libro.


24 de agosto de 2019

La importancia de las flores en la naturaleza.

La importancia de las flores en la naturaleza


Las flores tienen una importancia muy notoria y que va mucho más allá de la función reproductiva para las plantas, algo que de por sí ya tiene gran trascendencia pues permite que toda la variedad de especies vegetales siga perpetuándose en el tiempo, extendiéndose y proporcionando los servicios que en numerosas ocasiones aprovechamos, como la alimentación. Con todo ello, hemos comentado ya la primera de las razones por la que las flores son importantes en la naturaleza; la ayuda reproductiva.
El siguiente aspecto que comentar sobre por qué las flores son importantes es que sirven de alimento para muchas especies y de muchas formas diferentes. A través del néctar y el polen que contienen se alimentan especies como insectos (las abejas, las mariposas…), algunas aves como los colibríes y algunas especies de murciélagos. Sirve también como alimento para otras especies animales herbívoras como los ciervos o los conejos.
Además de alimentar a estos seres vivos que hemos comentado también nos sirven a nosotros como fuente de alimento. Cada vez más está de moda cocinar con pétalos de flores comestibles o para la elaboración de infusiones.
Otra característica importante que resaltar es el uso medicinal de las flores. Son importantes en la naturaleza porque no solo nos sirven como remedios a nosotros a través de su manipulación para obtener medicamentos más o menos sofisticados, sino que para los animales también tienen su importancia, pues muchos de ellos saben distinguir unas flores de otras según el efecto que producen en su organismo y las consumen según lo que necesitan.
Las flores proporcionan una visión mucho más colorida del mundo y de sus paisajes, pero sus propiedades, usos y funciones son muy importantes para la vida que hoy conocemos.
Imágenes: Ana Luisa Muñoz Flores. aumuflores.

























La Amazonia: ni salvaje, ni pulmón, ni granero del mundo. Leonardo Boff. Publicado por Ana Luisa muñoz Flores.




Imagen: Ana Luisa muñoz Flores. AlumuFlores. Rocío



2019-07-12

El Sínodo pan-amazónico que se celebrará en octubre de este año en Roma demanda un mejor saber sobre el ecosistema amazónico. Hay que deshacer mitos.
Primer mito: el indígena como salvaje y genuinamente natural, y por eso en sintonía perfecta con la naturaleza. Se regularía por criterios no-culturales sino naturales. Estaría en una especie de siesta biológica ante la naturaleza, en una perfecta adaptación pasiva a los ritmos y a la lógica de la naturaleza.

Esta ecologización de los indígenas es fruto del imaginario urbano, fatigado por el exceso de tecnificación y de artificialización de la vida.

Lo que podemos decir es que los indígenas amazónicos son humanos como cualquier otro ser humano y, como tales, están siempre en interacción con el medio. La investigación comprueba cada vez más el juego de interacción entre los indígenas y la naturaleza. Ellos se condicionan mutuamente. Las relaciones no son “naturales” sino culturales, como las nuestras, en un intrincado tejido de reciprocidades. Tal vez los indígenas tienen algo de singular que los distingue del hombre moderno: sienten y ven a la naturaleza como parte de su sociedad y cultura, como prolongación de su cuerpo personal y social. No es, como para los modernos, un objeto mudo y neutro. La naturaleza habla y el indígena entiende su voz y su mensaje. La naturaleza pertenece a la sociedad y la sociedad pertenece a la naturaleza. Están siempre adecuándose mutuamente y en proceso de adaptación recíproca. Por eso están mucho más integrados que nosotros. Tenemos mucho que aprender de la relación que ellos mantienen con la naturaleza.

Segundo mito: la Amazonia es el pulmón del mundo. Los especialistas afirman que la selva amazónica se encuentra en un estado clímax. Es decir, se encuentra en un estado óptimo de vida, en un equilibrio dinámico en el cual todo es aprovechado y por eso todo se equilibra. Así la energía fijada por las plantas mediante las interacciones de la cadena alimentaria conoce un aprovechamiento total. El oxígeno liberado de día por la fotosíntesis de las hojas es consumido de noche por las propias plantas y por los demás organismos vivos. Por eso la Amazonia no es el pulmón del mundo.

Pero funciona como un gran filtro del dióxido de carbono. En el proceso de fotosíntesis se absorbe gran cantidad de carbono. Y el dióxido de carbono es el principal causante del efecto invernadero que calienta la tierra (en los últimos 100 años aumentó un 25%). Si un día la Amazonia fuese totalmente deforestada, serían lanzadas a la atmósfera cerca de 50 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Habría una mortandad en masa de organismos vivos.

Tercero mito: la Amazonia como el granero del mundo. Así pensaban los primeros exploradores como von Humboldt y Bonpland y los planificadores brasileros en tiempos de los militares en el poder (1964-1983). No lo es. La investigación ha demostrado que “la selva vive de sí misma” y en gran parte “para sí misma” (cf. Baum, V., Das Ökosystem der tropischen Regeswälder, Giessen 1986, 39). Es lujuriante pero con un suelo pobre en humus. Parece una paradoja. Lo dejó bien claro el gran especialista en Amazonas Harald Sioli: “la selva crece realmente sobre el suelo y no del suelo” (A Amazônia, Vozes 1985, 60). Y lo explica: el suelo es solamente el soporte físico de una trama intrincada de raíces. Las plantas se entrelazan por las raíces y se sostienen mutuamente por la base. Se forma un inmenso balance equilibrado y ritmado. Toda la selva se mueve y danza. Por esto, cuando una es derribada arrastra con ella a otras varias.

La selva conserva su carácter exuberante porque existe una cadena cerrada de nutrientes. Están los materiales en descomposición en el suelo, la capa vegetal de hojas, frutos, pequeñas raíces, excrementos de animales silvestres, enriquecidos por el agua que gotea de las hojas y el agua que escurre de los troncos. No es el suelo lo que nutre los árboles. Son los árboles los que nutren el suelo. Estos dos tipos de agua lavan y arrastran los excrementos de los animales arborícolas y animales de especies mayores como aves, macacos, coatis, perezosos y otros, así como la miríada de insectos que tienen su hábitat en la copa de los árboles. Existe también una enorme cantidad de hongos y un sinnúmero de micro-organismos que juntamente con los nutrientes reabastecen las raíces. Por las raíces, la sustancia alimenticia va a las plantas garantizando la exuberancia extasiante de la Hiléia amazónica. Pero se trata de un sistema cerrado con un equilibrio complejo y frágil. Cualquier pequeño desvío puede acarrear consecuencias desastrosas. El humus no alcanza comúnmente más que 30-40 centímetros de espesor. Con las lluvias torrenciales es arrastrado fuera. En poco tiempo aflora la arena. La Amazonia sin la selva puede transformarse en una inmensa sabana o hasta en un desierto. Por esto la Amazonia jamás podrá ser el granero del mundo, pero seguirá siendo el templo de la mayor biodiversidad.

Constataba el especialista de la Amazonia, Shelton H. Davis, en 1978 y sirve igualmente para 2019: “En este momento se está librando una guerra silenciosa contra pueblos aborígenes, contra campesinos inocentes y contra el ecosistema de selva en la cuenca amazónica” (Víctimas del milagro, Saar 1978, 202). Hasta 1968 la selva estaba prácticamente intacta. Desde entonces, con la introducción de los grandes proyectos de las hidroeléctricas y del agronegocio, y hoy con el anti-ecologismo del gobierno Bolsonaro, continúa la brutalización y la devastación de la Amazonia.


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