Imagen: "Amor estival". Ana Luisa Muñoz Flores
ESTRUCTURA DE LA PSIQUE
Antes que todo, es necesario resaltar el carácter pionero de la
obra de Jung desde el momento en que se separa de Freud y rechaza definitivamente
la centralidad de lo sexual en los procesos inconscientes, Jung se adentra en
territorios totalmente inexplorados por el pensamiento moderno.
Aunque tendió puentes entre Occidente y Oriente, en ningún momento
abandonó su condición de hombre occidental y de ciencia en su obra pública.
Habría sido demasiado fácil para Jung dar un “salto de fe” entre la teoría que
iba configurando y los sistemas orientales como el yoga o el taoísmo; hay que
darle crédito por su integridad al no buscar una coherencia ajena a los
desarrollos de su trabajo como psicólogo.
Cualquier síntesis apretada del pensamiento junguiano tendrá que
ser inadecuada y arbitraria. Como la de Freud, su obra es un desarrollo
constante, donde, si bien es clara una continuidad desde su libro
Transformaciones y símbolos de la libido (1912) –que marcó su ruptura con
Freud- hasta sus últimos escritos, también son evidentes las redefiniciones en
sus conceptos fundamentales (4).
LA PSIQUE Y LOS ESTRATOS DE LA CONCIENCIA
El principio de los opuestos
Para Jung el principio de los opuestos constituye un principio
psicológico fundamental.
Es una forma de pensar los fenómenos del mundo, tal como éstos se
presentan desde el punto de vista de la psique.
Desde la perspectiva de la psique es posible comprender todas las
formas de vida como una lucha entre fuerzas antagónicas.
La principal oposición en la psique individual y colectiva es la
que se presenta entre la conciencia y el inconsciente; esferas que en los
sueños y mitos tienden a tener, la primera, un valor “masculino” y la segunda,
uno “femenino”.
Esta identificación de la conciencia con el hombre y el
inconsciente con la mujer está relacionada con la mayor apertura de la mujer
hacia el inconsciente y con la orientación excesivamente racionalista del
hombre, que tiende a rechazar todo lo que no se conforme a la razón, aislándose
de esta manera con frecuencia del inconsciente (Emma Jung, 1957: 55).
La presencia de opuestos en la psique individual representa una
tensión; las energías humanas surgen como resultado de las tensiones creadas
por los opuestos en conflicto:
“Todo lo humano es condición de antítesis interna; en efecto, todo
subsiste como fenómeno de la energía.
La energía depende necesariamente de una antítesis existente, sin
la cual no podría existir. Siempre debe haber altura y profundidad, calor y
frío, etc., para que pueda tener ese proceso de compensación que llamamos
energía.
Toda la vida es energía, y depende, por consiguiente, de las
fuerzas situadas en posición antagónica” (Jung, 1918: 75).
Los tres estratos de la psique
La conciencia es el estrato más delgado y frágil: las actitudes
frente al ambiente externo inmediato, la orientación hacia la sociedad. Es el
punto de partida de los análisis racionales y lógicos.
El segundo estrato es el inconsciente personal; en él están los
contenidos psíquicos reprimidos y olvidados por la conciencia, así como las
fantasías y los sueños de carácter personal.
En sí mismos son manifestaciones normales de la vida y no son, por
esencia, de naturaleza enfermiza; lo enfermizo en ellos es su separación
respecto a la personalidad total, ante el yo consciente y los arquetipos.
El estrato más profundo es el inconsciente colectivo, la fuente de
los elementos que llegan a la conciencia y el punto de contacto entre el
individuo y las fuerzas de la vida superiores al individuo:
“Sobre otro estrato más profundo que no se origina en la
experiencia y la adquisición personal, sino que es innato, lo llamo
inconsciente colectivo.
Lo he llamado colectivo porque este inconsciente no es de
naturaleza individual sino universal (...), es idéntico a sí mismo en todos los
hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal
existente en todo ser humano” (Jung, 1979: 10).
El análisis de sueños y mitos llevó a Jung a la conclusión de que
los factores psicológicos más importantes existen en potencia, con anterioridad
a la experiencia del individuo y, por consiguiente, son anteriores a la
conciencia.
Para Jung, del inconsciente emergen todos los elementos de la
conciencia, no constituye un simple valor negativo, no es simplemente lo no
consciente y lo que ha sido reprimido; el inconsciente colectivo contiene
también elementos que todavía no han llegado al umbral de la conciencia, y su
papel es creador de los símbolos fundamentales y demás contenidos psíquicos que
emergen diariamente en la conciencia.
Los arquetipos
Los contenidos de carácter arquetípico son manifestaciones de los
procesos que ocurren en el inconsciente colectivo. Se trata de:
Formas o imágenes de naturaleza colectiva que se dan en toda la
tierra como elementos constitutivos de los mitos y, al mismo tiempo, como
productos autóctonos e individuales de origen inconsciente” (Jung, 1940).
Los arquetipos son los patrones fundamentales de formación de los
símbolos; son realidades objetivas, en cuanto actúan de forma espontánea y
autónoma respecto al yo, la voluntad y el propio inconsciente personal; depende
de la disposición del yo que su acción sea creativa o destructiva para la
personalidad y el grupo social.
Son estructuras que al actuar sobre la conciencia y el inconsciente
personal, se manifiestan en una infinidad de formas simbólicas. Tienden a
conducir al individuo a su plena realización como personalidad total.
(4) Para esbozar los principales conceptos de su psicología me he apoyado fundamentalmente en los escritos hacia el final de su vida, así como en las obras más recientes de algunos junguianos.
Fuente:
Psicólogo
PhD en Historia y Filosofía de la Educación, Universidad de Londres
Exdirector del Departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, Bogotá.
Investigador independiente.
PhD en Historia y Filosofía de la Educación, Universidad de Londres
Exdirector del Departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, Bogotá.
Investigador independiente.
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