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12 de diciembre de 2016

EL ROSTRO FEMENINO DE DIOS (parte 2)



Imagen: "Girasol" Ana Luisa Muñoz Flores




La imagen femenina del Espíritu Santo 



La figura del Espíritu Santo recoge varias de las tradiciones hebreas de la femenina Sofia y el Hokmah (espíritu). Varios textos antiguos cristianos se refieren al Espíritu como femenino. Esto se encuentra especialmente en los evangelios apócrifos. En el evangelio de los hebreos dice: 
“Así lo hizo mi madre, el Espíritu Santo: me levantó por uno de mis cabellos y me llevó al gran monte Tabor.” 

En los Hechos de Tomás, un bautismo en el nombre del Ser trinitario y uno seguido por una Eucaristía en la invocación del Espíritu sobre los ofrecimientos, usa un lenguaje femenino: 

Pan de vida…pronunciamos sobre ti el nombre de la madre del misterio inefable de los dominios y poderes escondidos; pronunciamos sobre ti el nombre de Jesús. 

El Evangelio de Felipe hasta niega que el espíritu Santo preñó el útero, de María basándose en la tradición, que dice que el Espíritu es femenino: 
“Algunos dicen: María concibió por el Espíritu Santo”. Están equivocados. No saben lo que dicen. ¿Cuándo una mujer concibió alguna vez por obra de una mujer?” 

Imágenes femeninas del espíritu como éstas se encuentran también en los escritores ortodoxos. Clemente de Alejandría y el padre Sirio Aphraates usan imágenes femeninas del Espíritu, como lo hace también la Iglesia del siglo tercero en la Didascalia. Este lenguaje parece haber sobrevivido por más tiempo en la iglesia siria. 

No podemos concluir que la imagen femenina del Espíritu es una “desviación” del cristianismo herético tardío. Al contrario, deberíamos ver a un cristianismo anterior, que usó estas imágenes femeninas y que fue marginado paulatinamente por un cristianismo greco-romano que lo reprimió. El Gnosticismo continuó la imaginería de Dios como femenino y la extendió ampliamente; pero al hacerlo, extendió tradiciones que los cristianos de otra época habían extensivamente compartido. 

En los textos gnósticos, tales como Trimorphic Protenoia, el Dios uno y trino se imagina como Padre-Madre e Hijo. La fluidez de la imaginería es tal que a veces el Padre se le llama andrógino y otras veces al Padre, Madre e Hijo se les ve como surgiendo de un útero primordial del silencio. 

El gnosticismo valentino basa su discurso sobre Dios en parejas femeninas-masculinas de Eones, que terminan en la Eon Sofía a quien se ve jugando el rol de una Eva cósmica que origina la caída de la pleroma divina. Ella también es el medio por el cual se descubre la revelación y reconciliación del mundo superior con lo divino. 

La imagen femenina del Espíritu continúa fermentando bajo la superficie de la teología cristiana, especialmente en los escritores místicos. 

En la iconografía cristiana, se encuentran todavía rastros de estas imágenes. En un fresco del siglo catorce, en una iglesia de Munich, la Trinidad se representa como tres figuras que emergen de un sólo tallo, con un espíritu femenino, entre la figura del Padre y la figura masculina más joven de Cristo. 

Algunos pensadores místicos de la Reforma también tocan el aspecto de la forma femenina de Dios. Este lenguaje pudo haber sido recuperado por medio de contactos con el Kabbalah judío. 

Toda una línea de pensadores místicos, partiendo con Jacob Boehme en el siglo diecisiete y hasta el siglo diecinueve, especulan sobre la naturaleza andrógina de Dios. 

Los Shakers del siglo dieciocho exploraron este concepto en detalle en sus nuevos libros sagrados, y su nueva visión del mesianismo cristiano, que incluye un mesías femenino que representa los aspectos sapienciales y maternales de Dios. (1) 

Por otra parte, de acuerdo a Leonardo Boff, 1979, convenía que lo femenino en las escrituras fuese divinizado explícitamente “para que hubiese un equilibrio en el designio de Dios. 

Efectivamente el texto bíblico de Lucas dice claramente que el Espíritu, vino sobre Miriam-María de Nazaret- y armó su tienda de forma permanente sobre ella (1:35).El evangelista Lucas usa para la relación de María con el Espíritu-que en hebreo es de género femenino, revelando así una connaturalidad con Miriam-la figura de la tienda (skené = skénosem). Con esto quiere señalar la espiritualización-encarnación- del Espíritu en María. (2) 


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(1) Cfr. Ress, Mary J. (1994) Del cielo a la tierra. Sello Azul. Chile pp 137 
(2) Cfr. Boff, Leonardo (1979) .El rostro materno de Dios, Ediciones Paulinas. España. 


Ana Luisa Muñoz Flores-Chile-Diciembre 10 de 2016

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